Siempre quise ser mamá y alimentar con lactancia a mi bebés. Con mi primera hija, obtuve información de médicos, la información que tenía de familiares ( como es común ) y lo que había aprendido en la escuela de nutrición. Tuve hartas ganas de hacerlo hasta que lo logre ( amamantar a mi hija ). En el camino tuve errores y victorias. Con mi poca información, actualizada, la perseverancia fue vital para conseguir pasar esa primera brecha, donde hubo mal agarre y por tanto grietas, que resumo en dolor los primeros días. Sentirme apoya en mis decisiones y sentirme querida por mi partner fue trascendental. Luego mientras mi hija sumaba meses ya solo fue más y más aprendizaje.
Para mi segundo embarazo, ya estaba totalmente empoderada con mis decisiones, ingrese a estudiar y me convertí en asesora de lactancia. Las conversaciones con los médicos ya no eran las mismas. Y pude defender lo que era correcto. Esto porque en aquel entonces (años atrás), muchos de ellos continuaban desactualizados en información acerca de lactancia.
Durante mi segundo embarazo continúe dando teta a mi primera hija. Y cuando nació mi segunda hija, realice lo que se conoce como “tándem”es decir amamante a mis dos hijas simultáneamente.
Luego la mayor dejo la teta con destete respetuoso de mi parte y con ayuda de mi partner, a sus 5 años y desde allí le di de manera exclusiva a mi segunda hija. Con la que actualmente a sus casi 6 años estoy destetando respetuosamente. Y aún mis glándulas manarías producen leche.
No dejé de dar teta por más de 8 años.
Ha sido absolutamente gratificante, hay momentos de cansancio y agobio, sin embargo la teta es mi gran aliada, es la mejor cuando mis hijas se han enfermado, cuando sienten pena, cuando tienen dolor, cuando viajamos o simplemente para regalonearlas.